El aire aún es puro aquí. El riesgo por roce, escaso.
El suelo de las aldeas, como el de las guerras, está siempre cubierto de
cristales rotos, los oyes crujir bajo tus pies "y aunque no ves a nadie
sabes que te están mirando." Pero, sinceramente, en ningún otro lugar
se está más a cubierto del coronavirus que en cualquier aldea. En
Melias, ya ni te digo.